¿Ahora hay que premiar a Iza? – 4pelagatos

Leonidas Iza dijo a las comunidades indígenas que se van a conmemorar el día de los difuntos, que por eso dejan -se entiende- de invadir vías y regar leche, pero que vuelven. Y que estos días verán en qué condiciones aceptan el diálogo anunciado por el vocero del gobierno para el 10 de noviembre.
O sea que él considera que las paralizaciones del 26 de octubre fueron exitosas y que pueden poner condiciones al gobierno para seguir agravando el costo que tiene para el erario y para el medio ambiente mantener el subsidio a los combustibles. Aquellos que apostaron que ojalá Iza, Yaku Pérez y demás líderes indígenas, o sus aliados, vieran el video de la ONU y recapacitaran, deben estar lamentándolo. Ni Frankie, el dinosaurio, les convencerá de lo disparatado que resulta subsidiar combustibles fósiles que, además, van en un 75% a los más ricos.
Nadie ha dicho, al parecer, a Iza que las paralizaciones fueron un fracaso. Nadie le ha mostrado las redes sociales donde el país real le dice, algunos con términos irrepetibles, que deje trabajar y que cese de cometer delitos y aupar a otros a que lo hagan. Porque es delito cerrar vías. Es delito impedir el tránsito de personas y mercancías. Es delito atentar contra la propiedad privada. Es delito apropiarse de leche ajena y forzar a otros a regarla. Es delito atentar contra bienes públicos. Es delito atacar con bazukas, así sea de fabricación casera, a las fuerzas del orden. Hay más.
¿Cómo aquellos que protestan hacen la diferencia entre el ejercicio legítimo de sus derechos y el cometimiento de delitos? Los ciudadanos no tienen claro esas líneas rojas. Es lógico: para eso están la Fiscalía General de la Nación y los jueces que han pasado dos años arrastrando los pies desde que el país asistió, en directo, a la violación flagrante de la ley. Esa impunidad, como cualquier otra, es la madre de todos los delitos. ¿Acaso en octubre de 2019 no hubo actos que se cometieron ante las cámaras de Tv, que están grabados y que el país se cansó de ver? Si nada pasó a los responsables intelectuales y políticos de esos hechos, la consecuencia está a la vista: están autorizados a volver a cometerlos, a tomarse un descanso, compartir colada morada y guaguas de pan y volver. Les debe parecer deporte.
Para completar el panorama, el gobierno anunció que, pese a que el país sancionó esas paralizaciones, celebró el fracaso de Iza y sus aliados jurásicos del sindicalismo, condenó los actos vandálicos cometidos en vías y en la Plaza de Santo Domingo en Quito, el vocero oficial informó que el presidente invitó a Iza al palacio el 10 de noviembre. Así hasta le dan tiempo de aumentar la puja.
Algo no anda bien en el país. La Fiscalía y los jueces permiten que se viole la ley. La Policía lleva décadas enfrentando los mismos disturbios sin que a nadie se le ocurran tácticas para mitigar, en todos los sentidos -violencia incluida-, los costos de esos ataques en Quito. Y los gobiernos, desguarnecidos e impotentes, terminan leyendo al revés los mensajes que arroja la realidad o que les envía la opinión. Ahora, en vísperas de ir a la conferencia de la ONU sobre el cambio climático en Glasgow, el gobierno cedió y permite que un dirigente que viola la ley (tras haber sido recibido en Carondelet) cumpla con su derrotero político, aunque el país no le siga: erigirse en interlocutor privilegiado del presidente y poner al país a girar alrededor de su agenda.
Curioso porque la agenda de Iza es contraria al programa de gobierno que ganó en las urnas. Es contraria a la conferencia climática en Glasgow. Es contraria a la cultura de respeto a la ley que tanto necesita el país. Es contraria al clima de trabajo que el país reclama ahora que la vacunación favorece la reactivación económica. Es contraria al pedido de paz que hay en el país tras la violencia de octubre de 2019 y la ola de violencia que se ve en las cárceles, provocada por el narcotráfico. Es contraria a la sensatez fiscal que necesita el Estado, presionado por populistas que exigen más y más gastos sin osar siquiera decir de dónde vendrán los ingresos. ¿Es el momento de convertir a Iza en interlocutor privilegiado?
El país por supuesto debe atender a los más pobres. A las comunidades indígenas. A sus niños que, en alto porcentaje en algunas de ellas, padecen de desnutrición crónica infantil. Todos ellos deben ser los interlocutores del poder. No un dirigente que usa a esos pobres para avanzar su agenda en la cual se encuentra la destrucción de la democracia.
El mensaje del país el 26 de octubre es que no quiere violencia ni paralizaciones. Que quiere que el gobierno atienda a los más pobres y garantice que aquellos que quieren trabajar lo puedan hacer. Se supondría que eso es lo que tiene que hacer el gobierno.
Foto: El Universo
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