Con Glas preso, el lío de Correa crece – 4pelagatos

10 de abril: Glas salió de la cárcel gracias a un habeas corpus otorgado por un juez de Manglaralto. 20 de mayo: Glas retorna a la cárcel tras la revocatoria del habeas corpus dictada por la Corte Provincial de Santa Elena. Ese habeas corpus alteró el rompecabezas político nacional y puso en aprietos al gobierno y a la Justicia. Su revocatoria deja mal parado al correísmo. ¿Pero qué tanto?
No parece -aunque dijeran lo contrario- que los correístas esperaban que la Corte Provincial de Santa Elena ratificara el habeas corpus otorgado a Jorge Glas. No hay evidencias, en los mensajes colgados en redes sociales por sus principales voceros, de que su expectativa se sustentara en alguna base legal. Nunca respondieron en derecho los argumentos de aquellos que diseccionaron una por una las irregularidades del juez Diego Moscoso.
Por eso sus reacciones, ahora que Glas retornó a la prisión, son de dos tipos. Primero: sí evocan el derecho, pero sin decir exactamente por qué esa Corte debía ratificar el fallo y, al tiempo, hacen la guerra contra los políticos y ciudadanos que defienden el fallo de la Corte de Santa Elena. Rafael Correa suministra el ejemplo en un tuit asesino contra Guillermo Herrera, presidente de la ID. Segundo: alaban a Jorge Glas y para hacerlo se inspiran en el tradicional discurso de la victimización, el LawFare y esos aires de heroísmo con el que han querido arropar al ex vicepresidente. En este punto, el menú es pródigo, es conocido y debe resultar penosamente insustancial para el condenado. Le dicen que es inocente, que nadie es más honesto, más valiente, más íntegro, más perseguido. Que su estatura moral, que su temple, que su dignidad, que su fortaleza, que su ejemplo… Son epítetos que pesan tanto como globo inflado.
Y, por supuesto, recurrieron a dos imágenes que, como es tradicional en su caso, les regresaron con la fuerza de un búmeran. No temieron escribir que es inocente y que la mejor prueba es que no huyó. Algunos tuiteros no tardaron en dar la vuelta al silogismo y aplicarles la conclusión: entonces los que huyeron son culpables. Su líder incluido.
Igual quisieron sacar partido a las imágenes, desgarradoras por cierto, del hijo de Glas despidiéndose. Correa usó una de ellas, la menos dramática, para decir que desde que tenía 15 años (ahora tiene 20 años) le arrebataron a su padre. Un papayazo que las redes no desperdiciaron. Con vehemencia recordaron que es Glas quien hace sufrir a su familia: su hijo vive las consecuencias de sus desafueros en la administración de Correa. Algunos empujaron un poco más el razonamiento: esa imagen es una lección para los corruptos y sus familias. En claro, ese tipo de argumentos que usan Correa y sus seguidores, -idóneos para chantajes de tipo afectivo- les suelen salir por la culata. Esta vez no fue la excepción.
Por lo visto, el correísmo solo estaba preparado para celebrar la salida del militante que, por estar preso y representar un peligro para sus jerarcas, ha sido convertido en héroe y santo. Las cosas entre ellos vuelven al mismo punto: Glas grabó un mensaje en el cual se victimiza, se pinta de ángel y deja constancia de su lealtad al proyecto político, pero ni siquiera nombra a Correa. El diferendo interno es visible y la incertidumbre vuelve para el ex presidente.
Sin estrategia, los jerarcas correístas anuncian movidas en favor de Glas. Correa ordenó que hagan un balance de los habeas corpus y revisen cuántas veces estuvo presente el Procurador. Una estadística que, según él, servirá en las cortes internacionales para demostrar que “todo es persecución”. Dos tiros al aire, tan absurdos como irrelevantes, que demuestran que el destino judicial de Glas no depende, como la realidad ha probado, de las amenazas y promesas de Correa. Y tampoco de las bravuconadas en la Asamblea de personajes de tercera línea como Ferdinan Álvarez y Fausto Jarrín, que ya corrió a cumplir con la orden del prófugo en Bélgica. En su carta al Procurador solicita, además, que diga el monto de su desplazamiento hasta Santa Elena donde participó en la audiencia sobre el habeas corpus otorgado a Glas. Jarrín perdió una oportunidad de evitar que se note su pequeñez de espíritu.
No se percibe el plan b del correísmo para poner a buen recaudo a Glas. Y solo con los días se verá si se extinguió definitivamente la posibilidad de un acuerdo político con el gobierno. El hecho cierto, por ahora, es que el Procurador y la Fiscalía lideraron la defensa del Estado de derecho que llevó a la Corte de Santa Elena a revocar el habeas corpus. En ese punto, el correísmo vuelve a cero, aunque con mayor desgaste: la salida de Glas de la cárcel fue tan impopular, en las condiciones que se dio, que resultó perdiendo en todos los tableros. Y así sigue.
Foto: Twitter Pablo Arosemena
NOTA:
Este contenido ha sido publicado originalmente en la siguiente dirección: Haz Click Aquí
Deje su comentario