El entorno de Lasso mete goles a Lasso – 4pelagatos

Un audio filtrado a Teleamazonas de Aparicio Caicedo, asesor presidencial, reclamando a Raúl González, superintendente de Bancos, fue presentado y comentado en redes como un escándalo. Ahí no hay nada. El verdadero escándalo para el gobierno es la debacle política que comparten y gestionan tres de los más importantes asesores del presidente Lasso: Iván Correa, secretario de Administración, Francisco Jiménez, ministro de Gobierno y Aparicio Caicedo.

Que Caicedo llame a González es normal. Lo debió haber llamado para proponerle estar en la terna. Al fin y al cabo era una terna del Ejecutivo. Si lo llamó para incluirlo, podía llamarlo para decirle -como se escucha- que no cumplió con los términos de un acuerdo que, según se entiende, era figurar pero, en forma alguna, aspirar a ejercer.

El escándalo es ese: meter en la terna a alguien que Caicedo (y se entiende los otros colaboradores presidenciales) estaban seguros de que carecía de los atributos necesarios para estar en ese cargo. ¿Por qué lo incluyeron? ¿Parte de un acuerdo con el correísmo; movimiento con el que Caicedo charla en forma fluida? ¿Ingenuidad supina que Caicedo comparte con Iván Correa y Jiménez? ¿Irresponsabilidad? En todo caso, en el gobierno, apenas ocurrió la metida de pata, quisieron disfrazarla haciendo saber que alguien hizo la lista de la terna y que ellos se confiaron. Si fuera verdad, es una razón suficiente para que, a estas alturas, los involucrados hubieran presentado la renuncia al presidente de la República.

El escándalo es este, no es ese video en el cual algunos reporteros se han solazado. De hecho, han resucitado a los impresentables Sofía Almeida y David Rosero que, como ángeles desplumados, han vuelto a los micrófonos para escandalizarse de que el Ejecutivo meta la mano en el Cpccs. Ni siquiera reparan en que Aparicio Caicedo dice que ese organismo no se reunirá… Y, claro, que lo que hizo. Sofía Almeida debió decir -ninguno de los que la entrevistan se lo recuerdan- que su papá y su tío, el socialcristiano Luis Almeida, no solo metían las manos en el Cpccs cuando ella lo presidía: hicieron lo que quisieron con su aquiescencia. Almeida y Rosero juegan al papel de desmemoriados y lo logran. Con el mismo ímpetu que la asambleísta Johanna Moreira insta a la Fiscalía a investigar a Caicedo por tráfico de influencias…

Ahora Aparicio Caicedo agrava el escándalo (de la irresponsabilidad que hay en el entorno presidencial) diciendo que en el currículo de González no se veía su oportunismo político. Si se entiende bien González es un matrioshka con matices. Y lo que fue una irresponsabilidad, un pacto político o un acuerdo de Caicedo con una persona privada, deriva en lo que hay: un Superintendente de Bancos posesionado a la brava por Virgilio Saquicela, que funge de presidente de la Asamblea pero es, en realidad, el empleado sumiso del correísmo, los tránsfugas de Pachakutik, la ID y los socialcristianos. Ese es el escándalo: que haya una persona de la total desconfianza del Ejecutivo dirigiendo una institución tan esencial para la economía, las cuentas y ahorros bancarios de los ciudadanos y la dolarización. Un personaje que nunca debió estar en su terna.

Lo dicen y lo reconocen aquellos que lo pusieron y que, apenas se percataron de su irresponsabilidad, de su ingenuidad o de su tontería -para el caso es lo mismo- trataron de deshacer el entuerto y no lo lograron. Ese es el escándalo y no la conversación en la cual Aparicio se suicida políticamente porque delata que no tiene los quilates necesarios para estar al lado del presidente. Pero ahí sigue. Y para justificarlo dice que no cometió ninguna ilegalidad. Eso es verdad. No es por eso que debería irse: es porque no entiende la trascendencia del puesto en el cual el presidente lo ubicó. Responsabilidad compartida.

El escándalo no es el video. Es seguir comprobando que hay ruedas de molino que se cuelan en el entorno presidencial sin que la Secretaría de la Administración se percate. El escándalo es tener un ministro de Gobierno que cuenta a su favor los goles que le meten. Nadie le ha dicho que así no se ganan los partidos. Y que su único destino es que él, y sobre todo el Gobierno, salgan goleados.

Toda la estrategia política del gobierno reposa en la aseveración de Francisco Jiménez según la cual era necesario y posible, para la estabilidad institucional, concertar con la Asamblea. Ayer Saquicela, con quien pactó una reunión para entenderse, le metió otro gol olímpico al posesionar a González en la Super de Bancos, cuando ya el presidente había enviado otra terna al Cpccs.

El escándalo para el país es este que administran Aparicio Caicedo, Iván Correa y Francisco Jiménez: no ese desventurado video.

Foto: Teleamazonas

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